Dentro de todas las corrientes que hay hoy por hoy, la psicodinámica es la que a la larga más me ha convencido y más eficaz y eficiente me parece por su nivel de integración y flexibilidad. Básicamente es una forma moderna de psicoanálisis.
Aborda los aspectos más profundos e invisibles del psiquismo como son las emociones, sentimientos, deseos ocultos y afectos, los organizadores primarios del psiquismo, sin ellos es difícil entender todo lo demás.
Te permite trabajar en el aquí y el ahora, con la escucha y la mirada puesta más allá.
Facilita un espacio LIMPIO y libre para que la persona pueda hablar, transmitir y expresar todo lo que no puede hablar con otras personas o en otros lugares por conflicto de intereses o inadecuación… un hueco para aprender a elaborar la comunicación, cara a cara, por medio de una conversación profunda, relajada, distendida, pero proactiva y abierta a discusión, contraste, acuerdos y desacuerdos… una relación en la que se da una confianza mutua.
Un terapeuta psicodinámico actúa como un interlocutor libre que escucha y apoya o ayuda a corregir, un espejo correctivo en el que mirarse, de ahí que resulte tan importante su adecuada selección y elección.
Se trabaja a través de un vínculo: hay un compromiso mutuo, una reciprocidad, aunque la relación terapeuta-paciente no es del todo simétrica, si lo es la actitud. Uno se abre al terapeuta porque confía y el terapeuta cree en la capacidad de cambio de su paciente.